Es bien sabido que la cultura norteamericana nos ha influido en gran medida a través de los tiempos. De allá no solo traemos los productos y servicios que los gringos se inventan, sino también cualquier cantidad de hábitos y costumbres. Además, la mayoría de las veces que nos copiamos algo lo hacemos imprimiéndole nuestro toque chibcha, dándole un matiz muy criollo.
Y es precisamente a una de esas costumbres a las que nos queremos referir el día de hoy. En mi época de juventud se hacía "barra", y las porristas eran par gorditas con unas medias tobilleras con una bolita de peluche cocida en la parte de atrás, y dos pompones de papel seda pegados a un palo de escoba. Pero allá, donde los gringos, existían las "cheer leaders". Una monas buenísimas que daban triples saltos mortales en el aire, acompañadas además de una recua de machos metrosexuales vestidos con licras. Pues sí, esa costumbre también llegó a nuestro país, y como todo, finamente modificada para que se adapte a nuestros estándares montañeros. Es más, nos sentimos orgullosos de decir que fueron unos miembros de nuestra querida eme ve eme los que impusieron esa moda, que ahora se propaga a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional. Lo que pasó fue que, como cosa rara, el punto de referencia para la importación de ese actividad fue escogido de mala manera, y la imagen de la señorita gringa que se utilizó como muza de inspiración tenía un problema, del que no se percataron nuestros compañeros:
Y sí señores, las consecuencias de lo anterior fueron claras. Los dejo entonces con "Las cheer leaders", versión criolla:
