El Q-acito borrachito

Después de haber retomado con éxito el dulce sendero de las parrandas de los Viernes, es obligatorio para el staff del Gonorreómetro rendirle un tributo a uno de los más nuevos integrantes del grupo de "bebedores sociales" de eme ve eme, que desde que llegó se ha caracterizado por su increible velocidad para pasar de estar en sano juicio a estar en la más inmunda de las rascas, que propician al día siguiente conversaciones del tipo:

- Pasamos bueno, ¿no?
- ¿Y es que usted también estaba?
- Claro, llegué como a las 6 de la tarde
- A lo bien no me acuerdo
- ¿Cómo que no? Si usted fue el que invitó a las dos últimas botellas, y de "guisqui"
- Marica, la plata del arriendo
- Entonces mejor ni le hablo de lo del escándalo...

Sí señores. Como dice el de la misa, es justo y necesario. Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y... obligación, destacar a este pintoresco personaje, temperamental como es, especialmente por el último fandango del que fuimos protagonistas, el Viernes pasado que celebramos el descubrimiento del amigo secreto en su nueva y extraña modalidad (crédito al departamento creativo de eme ve eme por eso).



Va entonces un sencillo homenaje a Luisito, el Q-acito borrachito, de parte de todos los que integramos la división de tertulias de los Viernes de eme ve eme. Personajes como vos, mi buen Luisito, cambian el mundo. Generan risas, provocan ira en una que otra novia y hasta inspiran canciones (...soy bohemio que sufre intensamente, la amargura de un hondo desconsuelo, y no renuncio jamás del aguardiente, porque sólo el licor es mi consuelo...).

Finalmente y como siempre, la prueba mayor. Una foto tomada por uno de nuestros celureporteros, justo después de que Luisito se había bebido la mitad de su primer coctel: